¿Reloj de control de tiempo o “entregables”?

Vivimos en una época de constante evolución tecnológica. Si nos remontamos a unas décadas atrás, nos sorprende la evolución de la tecnología. Ha sido prolífica en nuevas opciones que han cambiado la forma en que interactuamos con los demás y cómo realizamos muchas de nuestras tareas diarias.
Quienes comenzaron sus carreras a principios de los 90 solían enviar faxes para comunicarse con mayor rapidez. Hoy en día, esto es impensable. Ha sido reemplazado por el correo electrónico y, en algunos casos, por aplicaciones de mensajería o incluso por servicios de organización y gestión de flujos de trabajo basados en IA. Lo que era estándar hace 10, 5 o incluso 2 años ya no lo es.
Durante los confinamientos impuestos por la pandemia de COVID-19, muchas empresas se vieron obligadas a adoptar el teletrabajo al 100%, transformando por completo sus operaciones, que hasta entonces eran 100% presenciales. La pandemia demostró que el teletrabajo funciona en la mayoría de los sectores. Además, demostró que existe otra realidad más allá del trabajo presencial.
Para los empleados, la ausencia de desplazamientos y la flexibilidad horaria permiten una mejor conciliación laboral, reduciendo el tiempo de desplazamiento y aumentando su bienestar general. Adoptar políticas de trabajo flexible también permite a los empleados adaptar su rutina a su situación familiar y laboral actual, evitando picos de estrés al intentar conciliar ambos aspectos. Asimismo, promover la autonomía tiene un impacto positivo en la satisfacción laboral y, en consecuencia, en la motivación. Las empresas también obtienen beneficios considerables. Además de la evidente reducción de costes operativos, la posibilidad de contratar talento sin restricciones geográficas amplía la cartera de candidatos, promueve una disponibilidad de talento más diversa y cualificada, y un equipo motivado. Todo esto está interconectado, impacta en la productividad y, sobre todo, en la tasa de retención del talento.
En el contexto portugués, la productividad es un indicador que claramente necesita mejorarse. Datos de 2022 indican que es el quinto país de la Unión Europea con menor productividad por hora trabajada, solo por delante de países como Polonia y Grecia. Según datos de la OCDE , en 2022 Portugal registró una productividad media de unos 37,3 dólares por hora trabajada, mientras que la media de la OCDE rondaba los 55,7 dólares, con países como Irlanda superando los 100 dólares por hora.
BeOne Medicines (anteriormente BeiGene) fue pionera al lanzar su modelo flexible y 100% remoto a nivel mundial en 2010. La COVID-19 demostró que este modelo era necesario en sí mismo y que contribuyó a la creación de equipos más motivados y centrados en resultados, unidos contra el cáncer. Esta estrategia ha dado sus frutos y nuestro objetivo de hacer que medicamentos innovadores que salvan vidas sean más accesibles en el menor tiempo posible para todos los que los necesitan ha sido un éxito. Promovemos la libertad, el bienestar y la gestión autónoma del trabajo, con equipos verdaderamente multidisciplinares y multiculturales. Este enfoque fomenta la inclusión, porque todos estamos conectados. Y el hecho de poder trabajar con colegas de otros países también nos hace conscientes de los desafíos y problemas que se experimentan en otras realidades, haciéndonos más sensibles a los problemas comunes y fomentando la cooperación. El resultado, hasta la fecha, en la Península Ibérica, es una tasa de retención de talento del 100%. Por lo tanto, creo que a veces solo necesitamos sentido común para replantearnos los procesos previamente estandarizados y tener la audacia de hacer las cosas de forma diferente. En BeOne estamos promoviendo un modelo que pronto podría convertirse en la norma.
Adoptar una política de trabajo más flexible que priorice los resultados en lugar del horario laboral puede ser una estrategia eficaz para mejorar la productividad. Es posible aumentar la motivación del equipo y, por lo tanto, la productividad de la empresa. Aunque no es aplicable a todos los puestos, muchas actividades pueden llevarse a cabo eficazmente de forma remota. La clave está en identificar estas áreas e implementar políticas que promuevan la flexibilidad, sin comprometer la calidad ni la seguridad. El teletrabajo no es solo una respuesta a crisis temporales, sino una oportunidad para reinventar nuestra forma de trabajar. Es hora de aprovechar la tecnología y ponerla a prueba, de abandonar la mentalidad del horario laboral y transformarlo en resultados .
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